La cata termina y la soltura y amabilidad del equipo de Selva Vins ha sido fantástica. Antes de despedirnos Carlos nos habla con orgullo del legado familiar; su hija Hada elaboró en 2021 dos monovarietales de Escursac, el Escurshada y el Roshada (uno tinto y otro rosado) e ilusionado comenta que desde pequeña ha estado involucrada en el camino vitivinícola y ahora sigue sus pasos.
Emprendemos el camino hacia el coche mientras él nos regala un solo con sus congas. Es su regalo particular hacia Dejàvins. Pero nosotros ya nos llevamos un trocito de Mallorca con sus vinos, pese a que sea algo efímero que desaparece con el tiempo y nunca vuelve a ser lo mismo. Pero probablemente eso es lo que les haga especial. Qué habrá detrás de esas bebidas que nos emocionan y nos hablan de un lugar concreto, una cultura y una tradición. ¿Pues no es el vino otra forma de expresión como la de cualquier otro tipo de arte?