Ancestrales
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Un vino ancestral es un vino con una única fermentación, pero, en dos fases. La primera fase se produce en un depósito normalmente de acero inoxidable donde las levaduras empiezan a trabajar convirtiendo azucares y demás en alcohol. En la segunda fase, el vino (casi mosto) aun en fermentación se pasa a la botella y se tapa normalmente con una chapa para que siga fermentando y el gas carbónico propio de la fermentación se quede dentro de la botella. Básicamente y sin otros detalles que pueden variar, esto es un vino ancestral.
Los ancestrales son vinos que suelen tener una vida relativamente corta, pero con matices frutales muy frescos y con una graduación digamos, tranquila. Como hemos dicho antes, es casi un mosto y guarda mucha "frutalidad". Aunque sean fáciles de beber, no son fáciles de hacer y, se hacen también en tinto no solo en blanco o rosado como otros espumosos de segunda fermentación. Al ser vinos de mínima intervención, las turbideces y los colores menos brillantes son fáciles de ver en estos vinos que han cautivado a mucha gente por sus matices únicos, aunque, a otros, todo hay que decirlo, también los echa para atrás ya que hay aromas y matices que consideran desagradables.
Para los que aun no han probado estos vinos, desde Dejàvins os animamos a que lo hagáis y, veréis que, tras una botella de ancestral, hay una variedad recuperada o una historia que puede abrirse con descapsulador y beberse con burbujas.